Los ácaros son pequeños artrópodos, extraordinariamente diversos y abundantes en la naturaleza. Actualmente se han identificado más de 30.000 especies, aunque el número de especies sin identificar es mucho mayor. Entre las especies de ácaros más importantes desde el punto de vista sanitario, se encuentran los conocidos como ácaros del polvo doméstico, responsables de patologías alérgicas.

Se han descrito numerosas especies de ácaros presentes en el polvo doméstico, aunque las principales son Dermatophagoides pteronyssinusDermatophagoides farinae y Euroglyphus maynei. Estas especies de ácaros se alimentan principalmente de escamas humanas por lo que tienden a encontrarse en lugares donde abunde esta comida (colchones, almohadas, mantas, edredones, pelo…) Otras especies de ácaros (Tyrophagus, Lepidoglyphus, Glycyphagus…) conocidas como “ácaros de almacén” se alimentan de restos orgánicos, hongos; por lo que es fácil encontrarlas en despensas, cocinas, suelo.

Los compuestos que producen las alergias, conocidos como alérgenos, se encuentran en los residuos fecales de los ácaros, así como en su cuerpo. Se conocen numerosos alérgenos de ácaros de, al menos, una veintena de especies.

Los pacientes alérgicos al polvo deben tener en cuenta una serie de normas de limpieza, medidas de control ambiental, dirigidas a eliminar los ácaros de su entorno, así como medidas preventivas como la fundas anti-ácaros para colchones y almohadas.

La alergia al polvo puede presentarse dentro de la casa y en lugares cerrados. Aunque los síntomas pueden manifestarse a lo largo de todo el año, es característica su mayor presencia en otoño. El polvo de la calle no contiene ácaros y sólo actúa como irritante.

Los síntomas provocados por la alergia a ácaros suelen ser rinitis, conjuntivitis, estornudos al levantarse, silbidos de pecho (asma)…

Principales especies de ácaros