El kit del paciente alérgico
La alergia es una enfermedad crónica y como tal, no tiene cura. El objetivo de los alergólogos es encontrar la causa de los que nos puede producir una enfermedad alérgica y dar consejos de evitación o tratamientos para lograr un control de la enfermedad.
Para ello diseñamos un kit de supervivencia del paciente alérgico dependiendo de la enfermedad o enfermedades alérgicas que el paciente sufre:
- Alergia respiratoria: rinitis, rinoconjuntivitis, asma bronquial
- Alergia alimentaria: urticaria, angioedema, anafilaxia, shock anafiláctico o esofagitis eosinofílica
- Alergia cutánea: urticaria, urticaria crónica espontánea, dermatitis atópica, dermatitis alérgica de contacto
- Alergia a insectos (especialmente himenópteros como avispas o abejas)
Con la colaboración de:
Dra. Paula Ribó
Alergóloga, doctora en Medicina y divulgadora científica.Licenciada en Medicina por la Universitat Rovira i Virgili de Reus, cursó su especialidad MIR de Alergología en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid y fue doctoranda en la Universitat de Barcelona.
Actualmente y desde hace siete años trabaja como alergóloga en el Servicio de Alergología del Hospital Clínic de Barcelona, y en primavera de 2020 abrió su propia consulta de alergología para todas las edades en Granollers, su ciudad natal. Leer más…
Forma parte del equipo de Recerca Immunoal·lèrgia Respiratòria Clínica i Experimental (IRCE) del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), con el que ha participado en varios estudios como investigadora principal y colaboradora.
Asimismo, ha publicado artículos en revistas nacionales e internacionales, coordina cursos de formación continuada en patología alérgica y es ponente en cursos de formación a especialistas. Autora del libro “Alergia la nueva epidemia: Una guía para entender, prevenir y combatir las enfermedades alérgicas (Ed. Alienta)”.
Miembro de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), de la Societat Catalana d’Al·lèrgia i Immunologia Clínica (SCAIC) y de la European Academy of Allergy and Clinical Immunology (EAACI).
Vicepresidenta Comité de Alergia cutánea de la Sociedad Española de alergología e inmunología clínica (SEAIC).
Secretaria de del Comité d’Al·lèrgia a fàrmacs (CAF) de la Societat Catalana d’Al·lèrgia i Immunologia Clínica (SCAIC).
Compagina su labor asistencial e investigadora con su pasión por la divulgación para el público general en redes sociales donde comparte información y consejos prácticos para pacientes con alergia.
Alergia respiratoria
Síntomas como el picor de nariz, el moqueo nasal en forma de agua, los estornudos o la congestión nasal son síntomas que se conocen como la rinitis. Esta rinitis puede ir acompañada de picor ocular o lagrimeo y presentar una rinocojuntivitis o en casos más graves de asma bronquial con falta de aire o disnea, sibilancias, tos o incluso dolor torácico al respirar.
Estos síntomas localizados en nuestra vía respiratoria pueden ser causados por pólenes, ácaros, hongos o epitelios de animales. Es importante saber qué nos produce alergia para poder identificar que tenemos a nuestro alrededor.
A continuación detallaremos cosas importantes que no deben faltar en el KIT del alérgico respiratorio:
Calendario síntomas: los pólenes tienen un calendario de polinización, es decir, una época en la que frecuentemente poliniza y también preferencia por una zona que depende directamente de las características meteorológicas de la zona. Es por ello que la zona donde vivimos y la época en la que tenemos síntomas son importantes para poder establecer una relación clínica con nuestras pruebas de alergia. También existen zonas más húmedas donde existen concentraciones de ácaros y/o hongos ambientales de forma más frecuente.
Suero salino o agua de mar (Rinomer®, Sterimar®…): realizar lavados nasales con suero fisiológico o agua de mar a diario varias veces al día incluso antes de los sprays nasales con tratamiento puede ser de ayuda en esos pacientes con mucha sintomatología nasal.
Antihistamínicos orales (Loratadina, Cetirizina, bilastina, ebastina, rupatadina…): se trata de medicación antialérgica de uso frecuentemente sintomática, es decir, cuando lo necesitamos. En caso de presentar síntomas nasooculares como rinitis, rinorrea hialina (mucosidad liquida), estornudos, picor ocular o lagrimeo entre otros de forma intermitente y aguda. Estos antihistamínicos se encuentran en comprimidos así como jarabes y soluciones orales para los más pequeños.
Corticoides en sprays nasales (Fluticasona nasal, Mometasona o combinaciones con Azelastina u Olopatadina): si persisten molestias nasales a pesar del tratamiento con antihistamínicos, se suele iniciar el spray nasal durante 2-3 semanas o hasta finalización de los síntomas nasales. También en aquellos pacientes que están expuestos a alérgenos conocidos como perennes o de más larga duración como podrían ser los ácaros, hongos o epitelios de animales.
Colirios oculares (Azelastina, Ketotifeno…): son antihistamínicos en formato gotas, se usan si existe lagrimeo, picor o enrojecimiento ocular. Para escoger un buen colirio se debe tener en cuenta la frecuencia de los síntomas oculares: 1) si son muy puntuales, mejor un colirio en monodosis; 2) si lo síntomas más continuados mejor un colirio en bote. Los colirios que no tienen un filtro especial sólo duran 1 mes abiertos. Existen en el mercado algunos que pueden duran incluso 6 meses abiertos.
Inhaladores de acción rápida: los agonistas ß2 inhalados de acción corta (SABA) como Salbutamol o Terbutalina son bastante conocidos como inhaladores de “rescate o alivio” en caso de asma (falta de aire, tos o sibilancias), porque ayudan a tratar de forma rápida. Las actuales guías de asma cada vez se posicionan más en recomendar su uso en combinación con algún glucocorticoide inhalado.
Inhaladores de mantenimiento o control: los glucocorticoides inhalados solos (Fluticasona, Budesonida, Beclometasona) o en combinación con agonistas ß2 inhalados de acción larga (como por ejemplo Budesónida/formoterol, beclometasona/formoterol, etc.) permiten el mantenimiento del control del asma por lo que son medicamentos usados de forma más continuada. No olvidar realizar enjuagues bucales posteriormente a cada inhalación con corticoides para evitar que se creen hongos en la boca.
Otros tratamientos para el asma en sus formas más graves: los antagonistas de los receptores de los leucotrienos (ARLT) como Montelukast, agonistas ß2 adrenérgicos de acción prolongada (LABA), tiotropio y anticuerpos monoclonales (omalizumab, mepolizumab, reslizumab, benralizumab y dupilumab) son medicamentos que se utilizan asociados a algunos inhaladores de los que hemos hablado previamente según en el estadio terapéuticos en el que el paciente ese encuentre.
Alergia alimentaria
En caso de ingesta inadvertida de alimentos prohibidos y aparición de síntomas actuar acorde a las instrucciones de tu alergólogo.
Antihistamínicos (Ebastina, Cetirizina, bilastina…): si la reacción es leve y localizada en la piel con aparición de ronchas o rojeces (urticaria aguda).
Corticoides orales (Estilsona®, Paidacort®, Dacortin®): si la reacción aún sigue siendo localizada en piel pero afectando mucosas y existe angioedema (hinchazón) o la urticaria es generalizada.
Adrenalina autoinyectable (Jext®, Altellus® o Anapen®): si la reacción es intensa y se acompañara de síntomas generales (dificultad para respirar, mareo, vómitos intensos, dolor abdominal, etc.), el paciente o la persona acompañante (previamente instruida) administrará en la cara lateral del muslo adrenalina autoinyectable y acudirá inmediatamente al centro sanitario más cercano para atención urgente.
Alergia cutánea
Aceites de ducha o geles syndet (“synthetic detergent” o detergente sintético), que permiten mantener la integridad de la barrera cutánea porque no contienen jabón.
Cremas hidratantes y emolientes para pieles sensibles y atópicas: LETI AT4
Antihistamínicos (Ebastina, Cetirizina, bilastina…): en caso de picor de la piel se puede tomar 1 comprimido cada 24 horas o si tu alergólogo te lo ha recomendado se podría incrementar si persiste el picor, hasta cada 6-8horas.
Corticoides tópicos (en crema, pomada, emulsión…): dependiendo de la zona donde apliquemos el corticoide, tu alergólogo tiene que recomendar un corticoide de potencia muy alta (Clobetasol), alta (Metilprednisolona), media (Fluocinolona) o baja (Hidrocortisona). Siempre usar una fina capa en la zona del brote eccematoso máximo unos 10 días y consultando al especialista médico.
Inhibidores de la calcineurina (Elidel® o Protopic®): no son corticoides son inmunomoduladores con propiedades antinflamatorias que se pueden usan en lesiones agudas o crónicas para ayudar a restaurar la piel en la dermatitis atópica. Existen distintas pautas pero se pueden usar durante temporadas largas 2-3 veces por semana.
Corticoides sistémicos: se usan si existe angioedema acompañando a la urticaria en dosis única o en casos más complejos durante algunos días. También en dermatitis atópicas graves se pueden usar pero siempre teniendo en cuenta que se trata de un tratamiento con numerosos efectos secundarios usados a largo plazo por lo que su uso debe estar muy justificado.
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