Se trata de una reacción anormal al frío, con síntomas como urticaria, picor y manchas en la piel. En 1876 se describió por primera vez y, durante los siguientes años, se observó que la luz solar o el calor también podían provocar este tipo de alergia. Finalmente, en 1923 se las agrupó bajo el título de “alergias físicas”.