Los niveles altos de partículas contaminantes aumentan la inflamación y la hiperreactividad de las vías respiratorias, haciéndolas más sensibles, y por otra parte potencian el efecto de determinados alérgenos ambientales. Hay estudios que muestran una relación directa entre los niveles de contaminación y el número de pacientes atendidos por broncoespasmos en los servicios de urgencias.