El estrés puede empeorar la alergia
El estrés no solo afecta tu mente, también puede empeorar los síntomas de la alergia. Descubre cómo el estrés influye en las reacciones alérgicas y aprende consejos para aliviar sus efectos.
El estrés no solo afecta tu mente, también puede empeorar los síntomas de la alergia. Descubre cómo el estrés influye en las reacciones alérgicas y aprende consejos para aliviar sus efectos.
En ningún caso está demostrado que el estrés pueda causar alergia, pero existen estudios que relacionan el sistema inmune con el sistema nervioso; de modo que podría ser que el estrés crónico pudiera afectar al control de la alergia en personas predispuestas a ellas.
Los eosinófilos son un tipo de glóbulos blancos y se producen en cualquier tipo de reacción alérgica, aunque también en algunas infecciones y otras afecciones. Se descubrieron en el año 1846, pero no fue hasta 1889 cuando Gollasch, discípulo de Friedrich von Müller, publicó el hallazgo de su maestro, al establecer la relación entre los eosinófilos y el asma bronquial.
Si padeces rinitis alérgica, tal vez hayas notado que tus síntomas son más fuertes a ciertas horas del día, por ejemplo, muy temprano por la mañana o bien por la noche. Es muy posible que se trate de una alergia causada por los ácaros y a esas horas solemos estar en nuestra habitación, el lugar de la casa donde más ácaros se acumulan. Esto hace que haya más posibilidades de tener molestias.
El humo del tabaco es muy perjudicial para nuestros pulmones, y más para las personas con alergia, ya que irrita las mucosas respiratorias empeorando la inflamación que causa la reacción alérgica por sí misma. La capacidad para expulsar el moco se reduce debido a la inflamación de las vías respiratorias, y al no poder expectorar, los alérgenos atrapados en el moco permanecen más tiempo en nuestro organismo causando más síntomas.
La inmunoterapia, o vacunas para la alergia, es el único tratamiento que actúa directamente sobre el origen de la enfermedad reeducando nuestras defensas. El tratamiento consiste en administrar pequeñas cantidades de la sustancia que produce la alergia para que el cuerpo vaya tolerándola y no reaccione a ella de manera tan exagerada. La finalidad es que desaparezcan o disminuyan los síntomas y la necesidad de medicarse para controlarlos.
A menudo las personas con alergia están sensibilizadas a más de un alérgeno (polisensibilización) y sufren de varias alergias a la vez. La polisensibilización puede deberse a varias causas, entre ellas la existencia de reactividad cruzada, que se produce cuando un alérgeno distinto al que causó la sensibilización es capaz de producir la misma reacción alérgica por semejanza en su estructura. Es el caso de la relación entre la alergia a los ácaros y a la gamba, o al abedul y a la manzana.
Llamamos panalérgenos a aquellas proteínas muy extendidas en la naturaleza que pueden ocasionar reacciones alérgicas entre organismos no relacionados entre sí. Es decir, son alérgenos con estructuras muy conservadas que se encuentran en gran variedad de especies.
La inmunoterapia como tratamiento para curar la alergia ha demostrado, además de ser efectiva en el tratamiento específico de una alergia, tener un efecto preventivo en el desarrollo de futuras polisensibilizaciones. Así pues, aquellos pacientes sometidos a inmunoterapia tienen menor probabilidad de sensibilizarse a otros alérgenos en el futuro. Además, se ha comprobado que cuando la inmunoterapia se introduce precozmente en los niños que padecen de rinitis alérgica, ésta puede evitar que la rinitis derive en asma, una complicación común en niños alérgicos.
La dermatitis atópica, que aparece generalmente en los primeros años de vida (el 85 % de los casos aparecen antes de los 5 años) puede evolucionar con la edad causando rinitis alérgica y, en algunos niños, derivar en asma. Esta progresión de las enfermedades atópicas se conoce como la “marcha atópica”. Cabe destacar que no todos los casos de dermatitis atópica acaban produciendo asma y que la evolución depende de factores genéticos y ambientales. La dermatitis atópica en niños tiene además una estrecha relación con las alergias alimentarias y se ha visto que aquellos niños que tienen eccemas en edades muy tempranas tienden a presentar alergias alimentarias.